“Quiero un equipo combativo y valiente, que salga a ganar en todos lados”, fue lo primero que dijo Facundo Sava cuando llegó para hacerse cargo de Atlético Tucumán. Y por los nombres, cuando se conoció el equipo titular ya empezó a mostrar algo de eso.
El 4-4-2 fue sólo el esquema que utilizó la cuenta oficial del “deca” para nombrar a los titulares. Con los cambios que hizo el DT respecto al partido anterior el mensaje era claro: Giani ocupó el lugar de Tesuri por derecha, pero en realidad el ex Patronato funcionó casi como un extremo, liberando el carril para las subidas (más esporádicas) de Lagos. Mientras que la otra variante táctica (Pereyra por Sánchez) también tenía un mensaje ofensivo. Por izquierda el “10” está para jugar y no para marcar, por lo que Orihuela también tuvo vía libre para subir y lo hizo mucho más que Lagos.
En el medio, el doble “5” tuvo a un Guillermo Acosta abocado a las tareas defensivas, por momentos -cuando Atlético perdía la pelota- jugó bien cerca de Flores y Paz (entró por Romero que estuvo todo el día con fiebre y ocupó un lugar en el banco).
Entonces, pasando en limpio, Sava, en su debut, usó un doble esquema táctico: 4-3-3 para atacar, 4-1-3-2 para defender. Algo que, curiosamente, ya lo había ensayado en un partido oficial, cuando era técnico de Huracán y enfrentó a este mismo equipo, en un juego que termino 1-0 a favor del “globo”.
¿Cómo respondieron los jugadores? A priori, se podría decir que bien. Vale la aclaración, el cuerpo técnico tuvo apenas tres entrenamientos.
En el primer tiempo, el “decano” mereció un gol. Barovero dos veces y el travesaño, también por duplicado, no lo permitieron.
Fue interesante cómo funcionó el mediocampo, con mucho desgaste para recuperar la pelota, pero facilitándoles la tarea a los defensores y contribuyendo para que el equipo no quede descompensado con la subida de los laterales.
Julio César Falcioni, por su parte, no se movió de su tradicional 4-4-2 muy férreo y bastante mezquino de mitad de cancha para adelante.
En el complemento el local bajó notoriamente la intensidad, las transiciones defensa-ataque fueron más lentas y predecibles. En tanto que Banfield se fue sintiéndose más cómodo apostando al contragolpe. Justamente de esa forma llegó la jugada que derivó en el córner que a la postre fue el 1-0 visitante, inmerecido, pero los equipos de Falcioni se caracterizan por su efectividad y prueba de ello es que en la segunda oportunidad que tuvo (otra vez de pelota parada) Rivera puso el 2-0.
La respuesta de Sava llegó con tres cambios, todos puesto por puesto, por lo que el esquema no se modificó en el local, pero si en la visita, tras la expulsión de Quinteros.
El 5-4-1 se sostuvo en Banfield desde los 23 del complemento hasta el final, mientras que con los ingresos de Tesuri e Infante, con piernas frescas, el “decano” intentó hacer ancho el campo para abrir una defensa que estuvo siempre bien abroquelada.
La fisonomía del equipo de Sava recién cambió con el ingreso de Servetto, faltando 10 minutos. Los tres delanteros (Estigarribia, Bajamich y el ex Platense) fijaron a los centrales y los centros empezaron a llover en el área de Barovero, quién se terminó convirtiendo en figura del partido.
El 3-0 se explica por la poca efectividad (un mal que lo acompaña desde que comenzó el partido) y porque los del Sur aprovecharon cada avance, sobre todo después del 1-0. Raro el inicio de ciclo de Sava, el manejo de la pelota fue siempre del local, pero el “Emperador” hizo una carrera en base a este tipo de partidos y el fútbol se gana con goles, y Atlético hizo apenas uno en ocho fechas. Es hasta milagroso que tenga cinco puntos, mientras que el “taladro” suma 10 unidades y nueve goles, y sueña con un sprint final que lo deje en zona de copas o de clasificación a cuartos.